Me cuesta mucho aceptar esas premisas que impone el método MarieKondo de tirar y deshacerse de tantas cosas. Quizás porque no soy tan consumista como los que aparecen en la tele, o porque la gran mayoría de las cosas que guardo tienen una relación afectiva conmigo. Mis libros son tesoros que durante años me acompañaron, me llevaron de viaje, son parte de mis vivencias, de mis momentos de ocio y de reflexión.
Mi casa no es mi casa si no está llena de libros, son mi ventana al mundo y además, dicen mucho de las personas que vivimos en esta casa. Por supuesto que no ignoro la existencia de las redes, libros gratis en PDF, pero tenerlo en las manos, marcar las paginas, anotar en el margen son placeres que me niego a renunciar.
En lo personal, me encantan los ambientes llenos de libros, lo que no significa tenerlos tirados por todas partes.
Como también me fascina entrar en una librería y sentir como ellos me llaman desde las estanterías. Por supuesto que algunos me transmiten más felicidad que otros, pero también están aquellos con frases o ideas que esta bueno releer de vez en cuando.
Claro, a no engañarse! Eso de tener los libros amontonados en columnas colonizando cada rincón libre de casa solo queda bien en las pelis. En la vida real, es poco práctico y un auténtico caos. Así que si los libros empiezan a comerse tu espacio vital, quizás ha llegado el momento de poner orden y reservarles un sitio. Solo para ellos.
Cualquier rincón es bueno para guardarlos, considerando las proporciones del ambiente, como para evitar que se nos vengan encima, por ejemplo:
Aprovechar un hueco libre entre la puerta y el techo para ubicar unos estantes muy capaces de dar lugar a una pequeña librería. Estas situaciones, generalmente se dan, con puertas que ya de, por sí, ocupan un espacio.
Otro hueco posible, es debajo de la ventana. Allí se pueden armar librerías bajas, con fondos de madera-color.
De hierro, los estantes en madera suavizan su estética industrial. Incluso le puedes dar a los estantes, la tonalidad de madera que hace juego con el resto de muebles.
Si sos de los que no pueden dormir sin devorar algunas páginas de un libro, esta idea es perfecta. Incorporar a la mesa de luz un espacio para tus libros o reemplazarlas directamente por dos mini estanterías simétricas de diseño.
Incorporada a una zona de armarios, que tenga zonas de libros sin puertas o puertas de vidrio. En caso que los armarios sirvan para constituir una pared del ambiente, todo el armario cerrado. Cuando el ambiente es pequeño tiende a generar una impresión más ordenada… si conservamos cerradas las puertas.
Si tu escalera tiene un descanso amplio, una librería clásica puede quedar bien en ese lugar. Por que, aprovechar ese espacio bajo escalera, cuando es posible.
¿Acaso hay placer más relajante que combinar un baño con tu lectura preferida? Pensar en un espacio para ellos en el vanitory o unos estantes sobre la mochila del inodoro.
¿Me contas un cuento? Si hay chicos es probable que este sea el ritual de cada noche. Es importante tener los cuentos a mano y para los niños resulte sencillo tener acceso a ellos.
Siempre hay lugar para ellos. Pues los libros, además de ayudarnos a que la vida sea más fácil con las historias o la sabiduría que contienen, contribuyen a crear ambiente y dar personalidad a nuestros hogares.
Perdón Marie Kondo, pero no me sumo a la consigna de tener un tope de libros. Es algo absolutamente personal, como la forma de vivir de cada uno.
Nos vemos…