Pues bien, esta casa parece otra. La llenamos de luces, de colores, de música y olores de fiestas y verano.

¿Una tradición? (entre otras muchas) Comprar o crear un detalle navideño cada año que haga la casa un poquito más especial. Todo empieza ahora, en diciembre. Todavía recuerdo, cuando era chica, la emoción que me provocaba, año tras año, abrir esas cajas donde guardábamos los adornos del árbol, como si se trataran de pequeños tesoros. Ahora es cuando sacamos las cajas, y la navidad se empieza a respirar. Creo que mi ilusión es aún mayor que la de mis chicos, confío en ir transmitiéndosela, transmitirles ese algo que es mucho más que los regalos de Papá Noel o los Reyes Magos, quiero transmitirles la ilusión de la Navidad.

Si algo he aprendido con los años es a trabajar los detalles, en todos los aspectos, pero siempre buscando que hagan las cosas especiales, que transmitan lo que quiero decir con ellos.

Hoy quiero compartir cinco detalles que trato de recrear cada Diciembre:

• Lleno mi casa de verde. Guirnaldas, coronas, arreglos con piñas… creo que una vuelta a lo esencial pasa también por esto, pasa por más naturaleza, dentro de casa. Los jarrones repletos de verde, plantitas nuevas, renovar el set de aromáticas de la cocina, son mis debilidades.

Y por supuesto el infaltable arbolito de Navidad. Una costumbre que disfruto en familia cada 8 de diciembre, y así queda hasta el 6 de enero, el Día de Reyes, cuando todo «vuelve a la normalidad». Este pequeño pino, rememora una antigua tradición germana, que cuando llegó la evangelización, se convirtió en el símbolo de la vida eterna. Durante la Edad Media se expandió por toda Europa y con la conquista llego a América. A mi me gusta en su formato bien clásico, es decir verde con adornos de colores. Claro que todo depende del lugar con el que cuentas y del estilo que va en tus ambientes. Hoy hay infinidad de representaciones de este arbolito: como pequeño adorno de mesa o en dos dimensiones decorando una pared, creo que todos son validos a la hora de recordar tradiciones y renovar esperanzas.

• Navidad de verano: Me niego a uniformar mi casa de verde pino y rojo oscuro. Aquí es verano y lo dejo entrar con todos sus colores. Dorados y plateados, se pueden ver frescos si se juntan con colores más ligeros como el verde tropical, con blancos, con azules, con turquesas y con toque de amarillos.

• Mesas bonitas: Preparar mesas bonitas también hace sentir bien a los comensales. Guirnaldas, luces, velas y detalles para los invitados. Idea: haz un cartel con el nombre de cada invitado y dentro escríbele algo especial, es una bonita forma de empezar la velada.

• Las coronas de Navidad: Que no falten las coronas, hay cientos de tutoriales en internet y son algo mucho más especial que un círculo lleno de naturaleza. Las de Navidad en concreto, según el Feng Shui, forma un círculo que lo cierra todo y lo protege, lo mejor, que sea natural y lleve elementos de madera y, por supuesto, ubicarla en la puerta de la casa.

 

 

• Velas para Navidad: es que la iluminación tiene un aspecto simbólico muy importante. No olvidemos que en su significado cristiano, el nacimiento de Jesús se considera el evento que trajo luz a un mundo hasta entonces sumido en las tinieblas; la estrella que guió a los Reyes Magos recoge esta idea. En China, desde tiempos inmemoriales, es común que se fabriquen en las fiestas de fin de año lámparas de papel con velas en su interior, como una forma de honrar a los antepasados y alejar a los malos espíritus para comenzar el nuevo año con buen pie.

Por estos valores simbólicos es que las velas están siempre presentes para estas fechas. Hay también quienes las escogen de colores en función de algún significado especial.

Así las velas con dorados evocan la luz, la calidez y la energía, las velas rojas son las que atraen el amor, o renuevan la pasión, las velas azules traerán a nuestro hogar la paz y la conciliación. Y por último, las velas blancas se utilizan para simbolizar la necesidad de guía y orientación en los próximos proyectos que vayamos a emprender.

Nos vemos…