Llegamos al final de año y comienzo de otro; como se mezclan momentos en los que meditamos sobre lo que hicimos y lo que vamos a hacer.
Es que diciembre es la antesala del cambio de ritmo, precede a esos meses que son, por aquí, las tan ansiadas vacaciones, un tiempo para darnos ciertas licencias y despejar el espacio mental para que fluya la reflexión. Es el momento para encontrarnos con las imágenes de la vida en la que nos soñamos, sacarles las telarañas y ver si estamos en línea con esos deseos o nos alejamos de nuestros objetivos.
Por cortitos que sean los pasos, lo importante es que sean en esa dirección que sentimos que nos permite vivir la vida que queremos, para nosotros y nuestros seres queridos.
Cuando empieza el año, nos sentimos con ganas de planificar. El final y principio de año suele ser un momento de reflexión, de planificación y tenemos este extra de motivación para ponernos manos a la obra. Entonces, solemos escribir una gran lista de propósitos y/o objetivos y… solemos olvidarnos de ellos a medida que pasa el tiempo.
¿Cómo organizar esos objetivos? ¿Cómo no perder el foco en lo que quieres conseguir este próximo año? Bueno, pues existe una herramienta clave, de la que ya hemos hablado varias veces, que es el Tablero de Visión o Vision Board.
Una nueva casa, perder unos kilos, ponerte en forma, cambiar de trabajo, todas tenemos objetivos que queremos llevar a cabo y si no sabes muy bien cómo plantearte unos objetivos significantes para ti, aquí un artículo que te ayudará. El vision board es digamos una herramienta que nos ayuda a tener más claridad en cuanto a nuestros objetivos y sobre todo que nos ayuda a mantener el foco para conseguirlos.
Con tus objetivos en mano, vas a hacer un vision board y eso equivale a escribir tu declaración de intenciones.
Si no escribes, si no expresas claramente cuáles son tus objetivos, no conseguirás tener claridad. Es obvio ¿verdad? Sin embargo, nos pasa muy a menudo. Tenemos una idea más o menos clara pero no hablamos de ello en detalle ni tomamos el tiempo de pensar en ella, describiéndola como se merece.
Veamos un ejemplo. Digamos que este año quieres cambiarte de casa, quieres encontrar tu casa ideal o sencillamente crear tu hogar en la casa que estés. En lugar de decir o escribir “quiero encontrar mi casa ideal” o “quiero crear mi hogar”, lo mejor sería describir esta casa.
Mi hogar ideal es […], está en […], el estilo que tiene es […]. Vivo con […]. Cuando entro en casa, me siento […], huele a […], lo que más me gusta es […].
Mientras describes tu objetivo/sueño, siéntelo. Cierra un momento los ojos para sentir de verdad lo que sentirás cuando lo tendrás.
Perder el foco es tan fácil. Nuestro ritmo suele ser acelerado. Va todo rápido, tenemos que trabajar, aparecen nuevos proyectos, imprevistos… Y de repente han pasado 3 meses y hemos dejado de lado nuestros objetivos. De allí uno de los superpoderes del vision board. Bueno, en realidad tiene poco de súper poder sino más bien de sentido común. Tienes que colocar tu vision board en un sitio muy accesible y tienes que verlo CADA DÍA.
Esta rutina es la que le da PODER.
Yo, personalmente, hago vision boards desde hace muchísimos años y he cumplido muchos objetivos y sueños, no todos tampoco vamos a engañarnos, pero al final del año, es interesante preguntarse también porqué, porque claro, no se cumplirá sólo por tenerlo en el vision board y mirarlo cada día.
Celebrar siempre es un buen paso para dar. Entre reflexiones y proyectos nuevos quería aprovechar la ocasión para desearles a todos lo mejor y que podamos seguir con ánimo de emprender, de cambiar, de sentirnos a gusto cada día.
¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!
Nos vemos….