Limpiar lo viejo para recibir la fuerza de la primavera ¿tradición o necesidad? El equinoccio de primavera es celebrado desde la antigüedad en diferentes culturas. Comenzó la primavera y con ella las ganas de cambiar, de renovarse, de rodearse de color y alegría. Es la época propicia para redecorar la casa y la elección del color es una de las decisiones más importantes.
Los colores facilitan sensaciones y emociones. La forma de combinarlos habla mucho de nosotros, de nuestros gustos y nuestra forma de apropiarnos del espacio que habitamos. Dependiendo el color que escojamos, optaremos por una pintura u otra, por unos accesorios u otros bien distintos. En general, no usamos un solo color, solemos movernos por una o dos gamas cromáticas.
Hoy comenzaremos con los clásicos, aquellos que me aseguran que todo va con todo.
Existe un azul para cada uno
Los azules son tendencia hace años, celebran lo cotidiano, desde el azul del cielo hasta la ropa que habitualmente usamos, a todo el mundo le gusta y le sienta cómodo. También es el color fresco de la naturaleza, suele combinarse el azul oscuro con el blanco, nos remite al mar y la playa, algo que lo convierte en popular sobre todo durante los meses de primavera y verano. Es perfecto para combinar con prácticamente todo tipo de estilos decorativos.
Si estás pensando en pintar las paredes de tu hogar, un azul es una muy buena opción para generar contrastes, por ejemplo, pintando una sola pared que nos ayudaría a crear profundidad en un ambiente chico o con malas proporciones. Pintar toda una habitación en azul, mas allá de sus dimensiones, no es lo mejor pues me dará la sensación de que se encogió, pero si en una sola pared quizás la más extensa o la mas iluminada y colores cálidos para el resto.
Si no estás pensando en dejar entrar pintores en casa, puedes elegir por darle color a un mueble protagónico, almohadones u otros accesorios sobre un fondo neutro.
El contraste elegante: Blanco y negro.
Combinación eterna que aunque pasen los años, sigue estando de moda.
En general, el blanco se usa como base dominante en el ambiente, no un blanco absolutamente puro sino el que conocemos habitualmente como blanco tiza o blanco-sucio, buscando crear un espacio mas cálido y acogedor. Y con el negro damos algunos toques: el piso, accesorios. Así, se crean espacios luminosos pero sofisticados.
Esta dupla blanco-tiza y negro, suele ir bien con la mayoría de los estilos de mobiliario que tengamos.
Usar blanco puro en una habitación con buena luz puede resultar molesto, creando excesivos contrastes; los tapizados y accesorios de decoración tienen, por lo general, una tonalidad más grisácea y si el blanco de la pared queda estridente, le quita protagonismo al equipamiento. Por otro lado, el blanco es el color que más rápidamente se ensucia o se nota con mayor facilidad el polvo adherido y las manchas.
Puede usarse en espacios oscuros o con poca iluminación natural, pues potencia la escasa luz que proviene del exterior.
Usar el negro como base y el blanco en equipamientos o accesorios es bastante arriesgado, ya que es importantísimo no perder de vista el equilibrio del espacio. Si decimos que el azul tiende a empequeñecer una habitación, cuanto más el negro. Pintar una pared en negro implica tener un ambiente grande o muy iluminado.
Una tendencia actual es pintar un recorte de una pared en negro o la cara de una puerta, usando pintura de pizarra, que nos permitirá escribir en ella, dando cierto grado de informalidad al ambiente.
Un clásico el beige o crema.
El color beige o crema es una elección más utilizada y menos arriesgada, ideal para crear espacios cálidos que suelen transmitir una armonía y una sobriedad propias de los tonos tierra.
Escoger este color para las paredes de un interior clásico es una buena alternativa combinada con color chocolate que brindara un aire diferente.
También esta bueno combinar el beige con blanco o blanco tiza ya que se generara un contraste que resalta los dos tonos y da como resultado un ambiente cálido y luminoso.