Primero fueron los «dos ambientes». Luego los mono-ambientes de hasta 35m2. Ahora los «micro-departamentos» que tienen apenas 18 metros cuadrados de superficie. Esta tendencia en construcción en Buenos Aires, con el nuevo Código de Edificación, ahora es legal.
El proceso de achicamiento de los departamentos fue lento pero inexorable. Como pasa siempre, nació como una idea de buenas intenciones. En Alemania, después de la Primera Guerra. Los primeros arquitectos tenían el compromiso social de construir “viviendas para todos” y querían gastar poco para hacer la mayor cantidad de casas posible.
Pero las buenas ideas también pueden desviarse. La vivienda mínima alemana dejó de ser un sistema barato para hacer más casas y se convirtió en otra estrategia especulativa. Fue así que los códigos de edificación tuvieron que establecer las medidas mínimas de los ambientes para que ningún constructor nos condene a vivir en una cabina telefónica.
Hace unos años atrás, en el gigantesco Metropolitan Museum de Nueva York, se propuso demostrar esto: que se puede vivir como un duque en 30 metros cuadrados.
Para eso, el departamento fue equipado con muebles especiales como una mesa que se convertía en cuatro asientos, una cama matrimonial que se metía en la pared, una silla de escritorio que también servía como escalera y un sofá que aparecía sólo cuando se necesita tirando de una manija. Pero no todo son muebles “mágicos”, también hay que saber ubicar las cosas.
Si hubieran pasado por Buenos Aires hubieran visto como se vive en un mono-ambiente de 27 metros cuadrados. Esa era la superficie mínima de nuestros departamentos con cocina incluida, el baño aparte y un lindo balcón, al momento de este experimento.
El nuevo Código de Edificación autoriza la construcción de departamentos conformados por un único ambiente (vivienda mínima). Se podrán constituir por un estar-comedor-dormitorio con espacio para cocinar integrado (2,80 lado mínimo y 15 m2 superficie mínima) y un baño.
Por si la reducción no alcanza, el lado mínimo de los locales de primera clase podrá incluir armarios y roperos empotrados, en el caso que se adopten este tipo de soluciones.
Ademas ya nadie habla de lavadero, tender o escobas. Solo se pretende, que en la reglamentación se le asignen, a este tipo de departamentos, partes comunes que suplanten el espacio propio (sala de reuniones, lavaderos, terrazas verdes)..
Antes los departamentos de esta características, solo se podían habilitar para estudios o instalación temporaria para profesionales, pero no para vivir. Ahora cambió y se podrá vivir.
Los departamentos apuntan a personas solas o parejas que buscan tener su primer espacio o para destinarlas directamente al alquiler para ese mismo tipo de clientes.
En resumen, la superficie mínima se achicó, a la vez que se reducen las alturas de las torres.
En teoría, unidades más chicas podrían resultar más económicas. Y si se construyera en los barrios de terrenos más baratos, el metro cuadrado podría costar hasta un 30% menos.
Pero ¡ojo! que el “precio por metro cuadrado” es otro gran invento de la especulación inmobiliaria.
El precio cambia según los barrios pero, en cada zona, iguala para arriba el precio de los departamentos ya sean chicos o grandes. Basta con multiplicar la superficie de un departamento con el precio por metro cuadrado de la zona para calcular su precio de venta.
Por supuesto que, lo mejor se vende antes y lo peor tarda, pero el precio del metro cuadrado se mantiene.
Nos vemos…