Hay que compartir ¿Cuántas veces hemos dicho esa frase a nuestros hijos y cuántas la hemos olvidado a la hora de utilizar el baño por la mañana? Ediciones pasadas vimos esta tendencia, tan en boga, de instalar dos lavabos siempre que el espacio lo permite.
Pero qué pasa cuando el espacio es reducido… una simple división de este ambiente consiste en colocar una cortina o mampara en la bañera o receptáculo de ducha.
Si quieres renovar tu baño o te has mudado y tienes dudas, vamos a intentar despejarlas con una breve exposición de ventajas e inconvenientes de cada opción:
Comodidad: para muchos, las mamparas son más cómodas que las cortinas. Se reduce sustancialmente el riesgo de que el agua salpique, no se mueven de su sitio cuando nos movemos bajo la ducha, concentran más el calor y aíslan del ruido exterior cuando queremos darnos una ducha relajante.
Con las cortinas te puede pasar: que se te pegue al cuerpo cuando el espacio es reducido o de que sus argollas se traban en la barra cuando queremos salir. Claro que si elegimos una cortina de buena calidad, con un buen grosor, e incluso una doble barra con una tela decorativa exterior y otra impermeable interior, que amortigüe las salpicaduras, podemos reducir el riesgo de los molestos escapes de agua al baño o de que se te pegue al cuerpo.
Limpieza: tanto las cortinas como las mamparas suelen acumular restos de jabón, que con el tiempo puede convertirse en un foco de bacterias. Tanto en un caso como en el otro el principal enemigo es la humedad, por ello después de utilizar la ducha, resulta conveniente ventilar bien el cuarto de baño. La mampara da un buen aspecto y se ve bonita si sus vidrios están impecables. Es recomendable limpiarlos bastante seguido, con agua y jabón y secarles con un paño para que brillen.
Las cortinas son más sufridas, en la mayoría de los casos podemos meterlas en el lavarropas y luego las cuelgas desplegadas para que se sequen sin acumular humedad ni generar arrugas.
Estética: sobre gustos no hay nada escrito. A algunos baños, por su diseño y su estilo, les queda mejor una mampara. Pero a otros les va de maravilla la cortina. Una de las grandes ventajas de las cortinas de ducha es que las puedes cambiar cuando te canses de ver las mismas formas o colores; algo que no es tan sencillo con una mampara. Pero, cuando el espacio es pequeño o poco luminoso, la cortina achica y puede generar una sensación más agobiante, que una transparente mampara.
En resumen, las cortinas son una alternativa mucho más económica y con una sencilla instalación, lo que nos permite cambiarlas más fácilmente cuando nos cansamos de ellas. Pero hay que considerar que reducen visualmente la amplitud del espacio cuando no sobran los metros y no ofrecen la misma protección frente a las salpicaduras. Las mamparas en cambio requieren otra inversión inicial y más trabajo de instalación y mantenimiento pero conservan mejor la temperatura bajo la ducho, el espacio se siente más amplio y sin salpicaduras.
Espero que estas consideraciones te sean útiles, sino recuerda que puedes consultarme. Nos vemos…