Cuantas veces escuchamos y NOS escuchamos decir: «Hoy no he hecho nada. Qué pérdida de tiempo…». Es que tenemos muy incorporado el concepto de que estar activos es sano, pero hoy sabemos que dedicarnos a diario unos momentos para disfrutar de no hacer nada, lo es todavía más. Hay que aprender de los italianos con su “Dolce far niente” y de los daneses que tienen su movimiento hygge y comenzar a conectar en casa con ese ambiente o rincón donde podemos huir del ruido y las obligaciones, rincones que nos aportan la paz y serenidad que necesitamos para hacer un corte, tomarnos unos minutos y seguir.

¿Qué necesitas?

Para desconectar de verdad: una iluminación acogedora, silencio o tu música favorita de fondo; velas que aporten aroma al lugar  y, si eres muy afortunada, flores o plantas que te hagan respirar un cambio de clima.

Para encontrar este lugar debes encontrarte un poquito con vos misma, ¿Cuál es la actividad que mejor te permite desconectar en la época fría del año? Así como elegimos el lugar de vacaciones (una playa, una casa en la montaña, un pueblo, o un paraje aislado), también dentro de la casa necesitamos ese rincón único.

Podemos pensarlo como un espacio de lectura. Solemos pensar que no hay lugar suficiente en casa para crear un rincon de lectura, pero lo cierto es que hace falta muy poco. Lo más importante es una buena iluminación. Si es natural mejor, si es artificial, si o si, cálida. Nunca esas luces blancas y frías. Puedes colocar un sillón que te resulte cómodo en una esquina con una lámpara de pie y una mesa auxiliar para apoyar una bebida, los  libros, una cesta cerca donde tener a mano una manta y algún puff o banquito donde relajar las piernas. Decorarán y te permitirán acomodarte mejor, si lo necesitas, con el mínimo esfuerzo.

Otra posibilidad es convertir tu baño en un pequeño spa: ¿hay algo más placentero que llegar tras una agotadora jornada laboral a casa y disfrutar de un baño relajante? ¿O aprovechar una tarde de domingo metida en la bañera? Lo cierto es que es una sensación más que agradable, y donde puedes conseguir olvidar todo lo demás durante unos minutos.

Eso sí prepara tu ambiente, organiza un ritual, ponte al alcance de la mano todo aquello que vas a necesitar: desde una buena esponja a una toalla suave, pasando por geles, sales de baño, jabones, cremas corporales para aplicarlas nada más salir del agua o productos basados en la aromaterapia. Son muchas las líneas existentes en el mercado que hacen del baño un auténtico lujo, cuyos productos limpian, tonifican, relajan, hidratan y revitalizan nuestra piel.

No dejes entrar al celular o cualquier tipo de pantallas, reemplázalo por tu música favorita, esa que te permite relajar.

Puedes agregar unas velas aromáticas y nuevamente,  presta atención a la iluminación. Nada de mucha luz, aquí necesitas poca y bien cálida, focos bajos, probablemente con un par de velas te alcance.

¿Y la temperatura? Depende de la que tu cuerpo esté dispuesto a tolerar, pero nunca por encima de los 37-38º (poco más que la temperatura corporal). Para los casos de reumatismo o molestias óseas, el calor es bueno, mientras que para combatir la flacidez o la celulitis no es lo más recomendable. Si eliges la noche para darte un baño, casi se garantiza que dormirás relajado.

Como tip: puedes sumar una infusión de hierbas relajantes.

Muchas veces sucede que el ocio no es para nosotros, cambiar de actividad es lo que nos relaja. En este caso nuestro rincón favorito puede ser una mesa de trabajo con herramientas para el bricolaje, o un taller de cerámica,  un espacio para pintar o un invernadero. Este lugar simboliza ese rincón que todos queremos para escaparnos y disfrutar de las pequeñas cosas.

Si lo tuyo es el bricolaje o la pintura,  puedes ubicar una mesa o un escritorio en algún sector de la casa. No es necesario que se trate de un mueble de gran tamaño. Pero si, vas a necesitar unos estantes que te ayuden a tener todos tus materiales a la vista y al mismo tiempo mantener el orden.

Debemos buscar orden en el “desorden”, crear una atmósfera cálida pero al mismo tiempo fresca y jugar con los materiales de pintura, costura, tejido o lo que sea lo tuyo,  para utilizarlos como elementos decorativos.

Claro que si de pintura se trata, cualquiera sea la técnica que utilices, es imposible mantener ese rincón impoluto. Los óleos, acrílicos, gouache… son materiales que tienden a ensuciar, por lo que tener un taller resplandeciente no es fácil ni necesario, porque además no sería funcional.

Crea una atmósfera bohemia, recogida, cálida y agradable que haga que tu imaginación vuele, te concentres mejor y te inspires para comenzar a trabajar.

A veces podemos esconder esta actividad dentro de un armario, esto nos permitirá relajarnos y no tener que estar ordenando y juntando, cada vez que te vas y, además,  te asegura que otros miembros de la familia, especialmente si hay niños pequeños, no estén husmeando entre tus cosas. Simplemente abres y cierras puertas como si fuera la caja de pandora, deslizas un plano de trabajo, acercas la silla y listo.

Cuida la iluminación. Aquí si necesitas mucha, focalizada sobre el plano de trabajo. Opta por luces led día de temperatura media, ni frías ni cálidas.

Nos vemos…