A partir de la sanción de la Ley 257 en el año 1999, recientemente modificada con la ley 6116, establece la obligación de realizar inspecciones periódicas de cada fachada. Son tareas de prevención, que se realizarán con el objeto de evitar accidentes, siendo obligación del propietario la conservación del frente de su casa.
Para dar cumplimiento a dicha exigencia un arquitecto, ingeniero o maestro mayor de obra debe realizar la inspección de la fachada a fin de comprobar el buen estado de conservación la misma, como así también de balcones, terrazas, azoteas, barandas, cornisas, entre otros, de las cuales se puedan producir desprendimientos que provoquen daños a los transeúntes o a bienes.
El profesional actuante realizará un informe técnico detallando el estado de la fachada, en el cual se indicará, cuales deberán ser las intervenciones para la recuperación del edificio (en caso que sea necesario realizar alguna). Los plazos recomendados para realizarlas y cuál será la tecnología que es necesario aplicar en dichas intervenciones.
Todo propietario debe poder acreditar haber llevado a cabo dicha inspección con una periodicidad que depende de la antigüedad de la propiedad. En algún punto es bastante parecido a la verificación técnica que tenemos obligación de realizar en el auto. Todos vamos con la idea que nos digan que está todo bien y podemos seguir andando, pero que pasa cuando no es así. ¿Qué pasa cuando el profesional que contratamos para inspeccionar la fachada objeta el estado de partes de esta?
En general es una parte de nuestra propiedad a la que no le damos tanta importancia, pero vendría bien detenernos un poco a considerar que tipo de materiales usamos en fachadas, cuales son los más duraderos o de bajo mantenimiento.
Existe una amplia gama de revestimientos, ninguno es eterno, pero algunos resisten más.
El hormigón a la vista. De diferentes tonalidades, todas entre el gris y el blanco, y texturas. Este material no necesita mantenimiento, no es revestido y es muy duradero.
Frentes de chapa. A pesar de que anteriormente las fachadas metálicas se asociaban a edificios industriales o construcciones prefabricadas, cada vez es más frecuente ver revestimientos metálicos en edificios de uso doméstico. Su aplicación es fácil y rápida y, además, son fachadas eficientes y funcionales. Pueden ser chapas lisas, onduladas o galvanizadas, este tipo de revestimientos pueden combinarse con madera, hormigón, enlucidos o piedra.
Los revestimientos de piedra: Ha sido empleados durante toda la historia. Diferentes colores y texturas ofrecen este tipo de revestimientos, cuya apariencia aporta elegancia y distinción a los muros. Además de esto, la piedra ofrece buen aislamiento térmico, acústico y frente a la humedad. Es un acabado duro y resistente. Sus acabados son muy diversos y, entre otros, podemos encontrar: el apomazado, abujardado, lajado, raspado…
La madera se trata de un material muy cálido y acogedor. Y aunque la madera ha sido empleada desde épocas remotas en la construcción de refugios, tenemos que asegurarnos de que ésta cuente con los correctos tratamientos contra xilófagos, el fuego, la humedad y la radiación. Una vez elegida la madera adecuada, sólo tenemos que encontrar la aplicación que más nos complazca: lamas verticales, horizontales o en formatos más grandes.
Ladrillo visto: Su empleo tiene varias ventajas desde el punto de vista técnico: fácil de manipular, larga vida útil y poco mantenimiento. Desde el punto de vista de la gente, genera una identidad en el colectivo que la habita.
En este grupo también se encuentra el ladrillo esmaltado y el caravista (cerámica simil ladrillo) Es un material resistente al paso del tiempo y de muy bajo mantenimiento, el cual a su vez tiene buenas propiedades de aislamiento acústico debido a su elevada masa.
Los enlucidos y revoques son los acabados de fachadas empleados tradicionalmente. Su bajo costo sumado a la infinidad de colores y texturas que ofrece hoy el mercado, le convierten en una de las soluciones más utilizada en los últimos tiempos. Podemos hablar desde revestimientos acrílicos como Tarquini o cementicios como el Igam.
Nos vemos…