Hoy por hoy, el dormitorio es mucho más que una habitación usada solamente para dormir. Muchas veces, es el único rincón de la casa, donde puedo descansar, mirar un poco de tele, tener mi espacio de estudio, de lectura, mi vestidor… Y esta característica de muchas actividades superpuestas, es lo que nos hace pensar en la óptima distribución, que nos permita aprovechar al máximo el espacio disponible y al mismo tiempo, que colores, que línea de decoración son los más apropiados para que siga siendo un espacio relax.
Comencemos con las dimensiones y tenemos, así, la primera clave: respetar medidas ideales y proporciones:
- Alrededor de la cama. Lo ideal sería dejar un espacio de 60/80 cm a cada lado de la cama para poder acceder a ella sin tener que hacer malabarismos.
- De la cama al armario. La distancia mínima recomendada es de 1 m para abrir las puertas sin obstáculos. Si no tienes el espacio suficiente, apuesta por las puertas corredizas, dejando un paso de unos 80 cm.
- Cada hueco cuenta. Puedes aprovechar el espacio bajo la ventana, como un lugar extra de guardado. Hoy hay numerosas opciones: desde cajoneras bajo la cama o camas rebatibles que te permiten guardar bultos más grandes como valijas, mantas, etc.
La forma de la habitación también importa. Una habitación cuadrada viene con simetría instantánea, por lo que su cama generalmente irá con mesitas de noche a cada lado.
Si el dormitorio es largo y estrecho, puedes centrar la cama a lo largo de una de las paredes más cortas y colocar un área de descanso frente a ella o un vestidor por detrás.
El espacio de nuestro dormitorio es tan individual como cada uno de nosotros. Crea un estado de ánimo y un estilo que resuene contigo y se adapte a tu estilo de vida, y en este punto, la luz y el color del ambiente, serán tu punto de arranque:
Trata de escoger tonalidades neutras que te permitan descansar. Concretamente, blancos, grises y tonos perla, una base neutra mezclada con algún color más vivo, de la gama de los azules o verdes.
Las tonalidades demasiado intensas, como rojos, naranjas o amarillos, son excitantes, por lo que pueden afectar directamente al sueño.
Para dormitorios grandes, el gris cálido puede ayudar a que el dormitorio parezca más acogedor. Además, puedes añadir un color intenso en una pared o un mueble como una butaca.
Para dormitorios pequeños los colores más recomendable son blancos, grises pálidos, tonos piedra claro y complementos en verde claro, rosa palo y/o azules.
Para dormitorios con poca luz natural. Hay que ser contundentes: blanco, blanco y más blanco. También será necesario buscar una iluminación artificial neutra y varios puntos de luz indirecta que hagan el espacio acogedor.
En cambio en dormitorios luminosos, se puede jugar con una pared en colores más oscuros, como un azul cobalto o atreverte con un estampado, que añade más vida.
Complementa el uso del color con los textiles. Se utilizan para vestir la cama, las cortinas y tapizados de algunos muebles, almohadones y tienen que encajar con los muebles escogidos, que los acompañen y vistan. Es aconsejable elegir los textiles en último lugar: una vez montada la habitación, analizas todo el conjunto buscando, o bien que el textil sea el protagonista del ambiente, o bien que pase desapercibido. De esta manera evitarás sobrecargar el ambiente de colores y objetos.
Recuerda que el dormitorio es el espacio más personal e íntimo de tu hogar, así́ que es el mejor lugar para reflejar quién eres y lo que te gusta.
Nos vemos…