Con medidas muy sencillas puedes adaptar tu casa al invierno y disfrutar sin problemas de un ambiente más cálido sin que la factura eléctrica o de gas, se dispare.
¿Qué sentido tiene esforzarnos en calentar la casa si dejamos que el frío entre? Descubre los lugares por donde se escapa el calor con un sencillo truco: cierra puertas y ventanas y ármate con una vela. Donde tiemble la llama, tienes un escape. Las filtraciones más frecuentes se localizan en la puerta de entrada, las cajas de las persianas y los marcos de las ventanas.
Una solución son los famosos burletes, ya sea adhesivos de silicona o de caucho (más duraderos que los de espuma sintética) son muy eficaces en las ventanas. Si descubres rendijas a su alrededor, cúbrelas con masilla o silicona. Baja las persianas en cuanto el sol se ponga, y prepárate para disfrutar de todo el calor y bienestar que te puede ofrecer tu casa. Con estas simples medidas tu factura en calefacción puede reducirse hasta un 15%.
La otra opción son las cortinas. El calor se escapa por las ventanas y una manera de evitarlo es vestirlas con unas cortinas de tejido grueso, como terciopelo o lino rústico o agregar un doble cortinado, como vemos en la foto. Además de abrigar las ventanas, son elegantes y confortables. Pero ten presente dejar que entre mucho sol en tu casa. Revisa que no haya nada obstruyendo la luz solar. Acuérdate de abrir las cortinas cuando el sol incida en las ventanas, así calentarás gratis. Ten en cuenta que para ventilar basta con abrir las ventanas 10 minutos al día.
Cierra cualquier cuarto que no se use. Las puertas cerradas hacen que ese cuarto sea una barrera entre tú y el aire frío. También evita que el aire circule mucho, lo que reduce la pérdida de calor.
Las alfombras, crean sensación de hogar, su aspecto es cálido y son decorativas. Las de lana y pelo largo son las campeonas del aislamiento y el calor. Las de coco, algas, yute o sisal son buenas alternativas para los alérgicos. Un consejo: evita las que tienen látex antideslizante en la parte inferior porque se fabrican con adhesivos químicos irritantes.
Los tonos rojos, marrones, ocres y beiges en almohadones y otros complementos decorativos, dan calor solo con verlos.
Identifica las paredes frías tocándolas con la mano, ¡ojo! no húmedas sino frías. Son las más adecuadas para forrarlas con paneles de madera, corcho o telas. También para colocar estanterías bien llenas de libros.
Si tienes un sistema de radiadores para calefacción, utiliza paneles de aluminio. Hazlos tú misma con planchas de cartón forradas de papel de aluminio. Colócalos de manera discreta entre la pared y el radiador. Evitarás que el calor se pierda por la pared, reflejándolo hacia la habitación.
Cuando no para de llover o en zonas donde la humedad es permanentemente muy alta, hay que cuidar que ésta no supere el 60%, porque la sensación de frío aumenta notablemente. Si es el caso, instala un aparato deshumidificador. Elige un modelo que sea silencioso.
La iluminación también influye: los puntos de luz suave y de tonalidad amarilla, como las velas, crean una atmósfera aún más cálida. Las luces LED o fluorescentes compactas no son tan útiles para calentar un cuarto, así que guárdalas para los días más calientes.
Acierta con el sistema de calefacción: Del sistema de calefacción que elijas depende tu salud física y la de tu bolsillo. Incluso la del planeta, pues la producción de calor incide sobre el cambio climático. Puedes optar por:
Energía solar. La opción más ecológica es la calefacción alimentada con energía solar. Puedes instalar un sistema prácticamente autónomo con unos 15 m2 de captadores solares. Estos son capaces de calentar un sistema de calefacción por radiadores, paredes o suelos radiantes.
Gas natural. Es una calefacción relativamente barata y limpia. Es importante que la caldera sea de alta eficiencia o si optas por un tiro balanceado, tener una buena salida al exterior. Son cada vez menos recomendables las estufas a gas sin salida al exterior, del tipo radiantes, pues hay que maximizar pos protocolos de seguridad, ya que si la llama se apaga y el gas sigue saliendo es mas complicado detectarlo y no provee ninguna inyección de aire al ambiente.
Calefacción eléctrica: es mas limpia que el uso del gas pero en general es significativamente mas costosa.
Otro tip importante es generar confort a la temperatura justa. Los expertos coinciden en señalar los 21º C como la temperatura en que la mayoría de personas se sienten a gusto. Cada grado de más supone un 8% de incremento en la factura energética. Procura que la diferencia entre temperatura exterior e interior no sea excesiva porque el contraste exagerado provoca una bajada de las defensas. En el dormitorio: No necesitas más de 15 o 17 °C en la habitación para dormir a gusto. Con más temperatura se dificulta el descanso.
Nos vemos…