El estilo nórdico surgió en la década de 1950 en los países nórdicos vino de la mano de los países del norte de Europa como Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca. Al igual que el Hygge, a pesar de ser un estilo decorativo fuertemente influenciado por el clima y la ubicación geográfica de donde procede, a seducido a personas de todo el mundo. Poco a poco se ha ido introduciendo, hoy un toque nórdico es la tendencia estrella en interiorismo.
En los países de origen, la mayor parte del año la luz natural es escasa y los inviernos son largos y duros, así que las características más esenciales de este estilo surgieron como una forma de contrarrestar la falta de luz. De ahí que en sus ambientes busquen la limpieza visual, por lo que los colores neutros como los grises claros, beige y principalmente el blanco, son los más tanto en paredes y pisos. En muebles la madera clara destaca, con algo de cobre o latón. Por su parte, cojines, mantas, alfombras y otros textiles y pequeños accesorios son los encargados de aportar la nota de color necesaria.
Las características climáticas de los países de origen crean la necesidad de pasar mucho tiempo en el interior de las casas. Por esto, la decoración nórdica busca ante todo:
- Crear interiores lo más acogedores, cálidos y confortables posibles.
- Potenciar al máximo la poca luz disponible.
Blanco: el color insignia
Presente en paredes, muebles, complementos, e incluso en el suelo, se hace uso (y abuso) de él en su tono más cálido. Es habitual que convivan con él el beige y el gris. Los toques de color se añaden mediante los complementos, los textiles, las lámparas o incluso los cuadros.
La calidez de la madera
La naturaleza como protagonista. Muchos materiales, texturas y motivos decorativos de este estilo provienen de la naturaleza.
Omnipresente no sólo en pisos, paredes y muebles, sino también en todo tipo de complementos. Las variedades de madera más habituales vuelven a ser las claras, como el haya o el abedul. Todo va orientado a atraer la luz en casa y a crear espacios más acogedores y envolventes.
En los últimos tiempos ha ido incorporando nuevos materiales más allá de la madera, como el cobre o el latón, elementos que le dan un toque más actual y contemporáneo. Pero siempre en pequeñas dosis, a través de lámparas, porta velas, bandejas o jarrones. Otro material que combina muy bien con el cobre y la madera natural es el mármol, pero siempre en tonos blancos.
Telas naturales
A la hora de buscar textiles dominan las telas que provienen de materiales de la naturaleza, como el algodón, el lino o la lana. Una base en tonos claros admite color a la hora de elegir textiles usar colores mas libremente. Los dibujos de flores, hojas y animales pueden ser perfectos.
También los motivos geométricos son muy empleados en el estilo nórdico, principalmente los creados en blanco y negro, pero también en cualquier otro color. Mantas, fundas nórdicas, textiles de cocina, alfombras e incluso en alguna ocasión las paredes, presentan esta estética regular y ordenada.
Formas sencillas
En cuanto al corte de los muebles se busca la sencillez: líneas rectas y depuradas combinadas con suaves y sinuosas curvas. La consigna de esta tendencia es nunca sobrecargar los espacios con muebles, sino que se trata de conseguir un espacio limpio y a su vez práctico y funcional.
Nos vemos…